Rev 00 de 04/05/09

Las actividades cotidianas y los procesos productivos llevados a cabo en nuestra sociedad alteran mínimamente las características de los elementos que forman el medio ambiente: agua, suelo, clima, atmósfera,…. Es necesario poner en marcha técnicas y métodos de trabajo que permitan el desarrollo de la sociedad, eviten el daño al medio natural y a los seres que lo habitan.

Las Buenas Prácticas Medioambientales

Son aquellas acciones incorporadas a la actividad de la empresa que tienen como objetivo principal la minimización de los efectos negativos de la empresa para con el medioambiente.

Unas buenas prácticas medioambientales deberían formar parte de la gestión cotidiana de los proyectos empresariales.

El objetivo fundamental de las buenas prácticas es la reducción de pérdidas sistemáticas o accidentales de materiales en forma de contaminantes (en residuos o emisiones) y de esta manera aumentar la productividad.

Algunos ejemplos de Buenas Prácticas para la minimización de residuos y emisiones:

• Importancia de la coordinación entre los distintos departamentos para la implantación de dichas prácticas.
• Control de inventarios.
• Almacenamiento y manipulación de materiales.
• Mantenimiento preventivo.
• Segregación de residuos.
• Guía o manuales de operación.

Buenas Prácticas para las Emisiones a la Atmósfera

Realizar un mantenimiento preventivo de los vehículos de transporte, comercial, para evitar un exceso de emisiones debido a problemas de combustión.

Utilizar vehículos que consuman carburantes menos contaminantes.

Utilizar productos absorbentes en lugar de agua para la recogida de derrames de aceite y otros lubricantes.

Cumplir escrupulosamente la legislación en materia de residuos peligrosos.

Gestionar los componentes electrónicos con especial cuidado, puesto que en muchos casos, contienen baterías.

Buenas prácticas para reducir el uso de recursos

Energía

Realización de planes de ahorro de energía en el trabajo.

Aprovechar al máximo la luz natural.

Utilización, en la medida que sea posible, las energías renovables.

Instalar lámparas de bajo consumo y sistemas de control de la iluminación, como temporizadores o sensores de control de presencia.

No apagar ni encender con frecuencia los tubos fluorescentes, ya que su mayor consumo se produce en el encendido.

Utilizar equipos informáticos energéticamente eficientes y configurar el modo de ahorro de energía. (Energy Star).

Apagar los equipos informáticos por periodos de inactividad superiores a una hora.

Desconectar cámaras, ordenadores, fotocopiadoras y otros equipos electrónicos sin uso.

Limpiar asiduamente los sistemas de iluminación para que la suciedad no impida un rendimiento óptimo.

Realizar un buen mantenimiento de los equipos eléctricos para que funcionen a pleno rendimiento.

Evitar quemar los residuos, ya que la combustión de algunos de ellos puede ser tóxica. Seleccionar los residuos en los contenedores adecuados (papel y cartón, vidrio, envases, pilas, …), para posibilitar su reciclado.

Agua

Prevenir y evitar las fugas de agua en las instalaciones mediante la toma de medidas preventivas y un correcto mantenimiento.

Reducir el volumen de las cisternas mediante la introducción de botellas de agua llenas de agua, para reducir el volumen o bajando la boya.

Consumo de productos

Evitar en la medida de lo posible, el cambio innecesario de las piezas.

Elegir útiles y herramientas de larga duración.

Cumplir los requisitos de almacenamiento de cada producto o material, observando las especificaciones del fabricante.

Implantar sistemas de calidad en el proceso productivo para evitar el desperdicio de materiales.

Optimizar los procesos de corte para aprovechar al máximo las planchas y barras metálicas.

Reducir el consumo de papel para uso interno, utilizando por ejemplo papel ya usado por una de las caras, sacando originales a dos caras…

Reutilizar los recortes en la fabricación.

Conocer los símbolos de peligrosidad y toxicidad.